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jueves, 29 de abril de 2010

SI CHINA DEJA DE COMPRAR DEUDA ESTADOUNIDENSE...

Lun, 04/26/2010
por Dean Baker*


Venta de armas a Taiwán, recepción del Dalai Lama en la Casa Blanca, posibles sanciones internacionales contra Irán… A estos conflictos entre China y Estados Unidos se agrega el del tipo de cambio. El presidente Barack Obama acusa a Pekín de subvalorar su moneda para incentivar sus exportaciones. Pero China es también un socio extraordinario, que financia los déficits estadounidenses. Rivales geopolíticos, las dos potencias están ligadas por la moneda. ¿Qué pasaría si dejara de ser así?

Desde hace un año, en Estados Unidos los ánimos se exacerban ante la idea de que China, descontenta con la política exterior del presidente Barack Obama, decida, a modo de represalia, dejar de comprar bonos del Tesoro estadounidense. Según las oscuras profecías de numerosos analistas, semejante medida provocaría un apocalipsis financiero que pondría de rodillas la economía estadounidense (1).

La amenaza china constituye un argumento fácil para que la Casa Blanca aplique una mayor ortodoxia en materia fiscal y monetaria. Permite incitar a la administración Obama a renunciar a sus intentos de lograr que Pekín revalúe el yuan con respecto al dólar. También resulta útil para reclamar recortes en los programas de ayuda a los más carenciados, a la cabeza de los cuales se encuentra el proyecto de reforma del sistema jubilatorio. A partir del momento en que China no “recicle” una parte de sus gigantescos excedentes comerciales para absorber la deuda de Estados Unidos, ¿acaso el sentido común no llevaría a cubrir el déficit presupuestario por todos los medios disponibles?

El fantasma de una represalia china ocupa hoy un lugar central en el debate político estadounidense, del mismo modo que el peligro de un cataclismo nuclear en tiempos de la Guerra Fría. En ambos casos, se lo utiliza para imponer las posiciones políticas más conservadoras.


Dos fotos que muestran elocuentemente las dos Chinas : Una socialista, otra capitalista (hoy, ya en su fase imperialista); la primera imagen muestra una manifestación contra la línea capitalista encabezada por Teng Xiaoping (en 1976); la segunda imagen muestra la degradación de la mujer propugnada por él mismo, a nivel de mercancía, de simple objeto sexual (en un Top Ten Club de Shanghai en 1995), el mismo Teng cuya frase favorita fuera: "no importa que el gato sea negro o blanco con tal de que cace ratones"


Existe, sin embargo, una diferencia importante entre estos dos episodios. Si bien el temor a un conflicto nuclear fue en gran medida exagerado (las partes beligerantes se mostraban de hecho bastante prudentes en su amenaza de recurrir a la fuerza de ataque), no dejaba de presentar cierto grado de verosimilitud. Ahora bien, sucede algo completamente distinto con el espantajo de la venganza china, totalmente inventado o casi según las necesidades de la causa. En realidad, si los bonos del Tesoro estadounidense dejaran de encontrar tomadores en Pekín, Estados Unidos no lo sufriría. Puede apostarse incluso a que una medida semejante sería beneficiosa para su economía. Para convencerse, basta recordar algunos principios económicos básicos.

La Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central chino son los actores claves de la economía estadounidense. Ambos desempeñan más o menos el mismo papel: obtener parte de sus inmensas reservas de liquidez en los circuitos económicos adquiriendo activos a largo o a corto plazo. La Reserva Federal suele intervenir en los mercados a corto plazo. Desde las crisis de las subprimes, cambió sin embargo de actitud abriendo las puertas del crédito e invirtiendo en los mercados a largo plazo. Esta reorientación se tradujo en una adquisición masiva de bonos del Tesoro y títulos hipotecarios.

Por su parte, el Banco Central chino inyectó también enormes flujos de liquidez en el sistema, apoderándose de los activos tanto a largo como a corto plazo. En momentos en que la crisis hacía explotar el déficit presupuestario estadounidense, se mostró particularmente ávido de bonos del Tesoro negociables a diez años emitidos por Estados Unidos (2).

Supongamos ahora que el Banco Central chino dejara repentinamente de invertir en la deuda estadounidense, ya sea para castigar a la administración Obama o por cualquier otra razón. Según manifiestan a viva voz los medios de comunicación, esto inevitablemente haría que las tasas de interés en Estados Unidos se dispararan, lo que acabaría con cualquier esperanza de reactivación económica. Ahora bien, este espantoso escenario omite sin embargo un pequeño detalle: corresponde a la Reserva Federal reemplazar a su homólogo chino comprando los títulos vacantes.

Frente a esto, los especialistas invitados a debatir suelen objetar que una mayor intervención de la “Fed” provocaría una inflación galopante, el retorno a la “máquina de hacer billetes”. Semejante preocupación carece de fundamento. La salud de la economía estadounidense depende del volumen de liquidez disponible, no de su origen. Poco importa que sea la Reserva Federal o el Banco Central chino el que regule el grifo, mientras éste se mantenga abierto. Cuando China adquiere bonos del Tesoro, mantiene las tasas de interés estadounidenses a un nivel bajo, sin por ello provocar inflación. No existe pues ninguna razón para temer una espiral inflacionaria en caso de que la “Fed” paliara la deserción de su homólogo chino.

Los profetas de la “amenaza china” aseguran que Pekín seguirá comprando activos en dólares a corto plazo para que su moneda mantenga una cotización razonable. Uno se ve tentado a responderles: ¿y entonces? En caso de que su previsión se concretara, se asistiría simplemente a una inversión de tareas: el Banco Central chino tendría más depósitos a corto plazo y menos obligaciones a largo plazo, mientras que la Reserva Federal avanzaría en el sentido inverso.

Pero nada indica que China actuará de esa manera. Podría también reducir sus adquisiciones de activos en dólares. Hasta ahora, las compras de bonos del Tesoro le permitían mantener a un nivel artificialmente bajo la cotización del yuan. Si Pekín dejara de comprar bonos del Tesoro y activos en dólares gracias a las montañas de divisas acumuladas por su excedente comercial, esto tendría como consecuencia inmediata una suba de la cotización del yuan respecto del dólar.



Mapa publicado por la revista norteamericana Newsweek en marzo de 1997, como parte de una reportaje apologético de la política de restauración capitalista de Ten Xiaoping, a partir del golpe de Estado que diera en 1978, mostrando el poderío y las falencias de China respecto a la superpotencia hegemónica única del momento: EEUU.

En suma, la “amenaza china” no significa otra cosa que una posible revaluación del yuan. Ahora bien, eso es precisamente lo que Estados Unidos reclama desde hace varios años. Tanto bajo la presidencia de Obama como de la de su predecesor George W. Bush, la administración estadounidense nunca dejó de exhortar a Pekín a una revaluación de su moneda. Consultado al respecto el 13 de marzo pasado, el Primer Ministro chino Wen Jiabao reaccionaba con enojo: “Puedo entender el deseo de algunos países de aumentar sus exportaciones, pero lo que no entiendo es que se presione a los demás para que aprecien su moneda. Desde mi punto de vista, se trata de proteccionismo” (3). ¿Cuál sería entonces la “amenaza” si Pekín respondiera finalmente a los deseos de Washington?

Un yuan más caro tendría desde luego un efecto inflacionario en Estados Unidos, pero es un problema menor previsto desde hace tiempo. La política del yuan débil constituye un medio para China de subsidiar sus exportaciones en el mercado estadounidense, e incluso en el mercado mundial, ya que esta estrategia monetaria incumbe a todas las divisas, no sólo al dólar. Que Pekín abandone los bonos del Tesoro y permita que su moneda se revalorice, acabaría de una vez con su sistema de subsidios a la exportación.

En esta hipótesis, los productos chinos vendidos a Estados Unidos serían más caros, al igual que la mercadería exportada por los países cuya moneda está ligada al yuan. Ciertamente, este encarecimiento causaría inflación, pero en proporciones que de ninguna manera devastarían la economía del país. Productos chinos más onerosos permitirían incluso a Estados Unidos reequilibrar una balanza comercial cuyo déficit es cada vez menos tolerable.

Las importaciones provenientes de China y de países que alinearon su moneda con el yuan representan menos del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense. Un aumento del 30% de estos productos se traduciría en una tasa de inflación del 1,2%. Lo que no es insignificante, pero se aleja bastante de la hiperinflación a la zimbabwense (4) que mencionan algunos comentaristas provocando escalofríos. A modo de comparación, la escalada del precio del petróleo, que aumentó de 70 dólares el barril en 2008 a 150 dólares en menos de un año, le costó a Estados Unidos el 2% del PIB. Sin embargo, aun cuando el precio del combustible hubiera traspasado el techo, nadie o casi nadie pensó en preocuparse por un riesgo de hiperinflación.

Productos chinos más caros tornarían la industria estadounidense más competitiva en muchos sectores, favorecerían la relocalización de empleos y conducirían a una reducción sensible de las importaciones, si no en volumen al menos en participación en el mercado. Se asistiría entonces a un saludable reequilibrio de la balanza comercial, al compensar ampliamente el crecimiento generado por la suba de las exportaciones estadounidenses los efectos negativos de un aumento de las tasas de interés.

No existen pues demasiadas razones para alarmarse ante la idea de que China boicotee los bonos del Tesoro estadounidense, sino todo lo contrario. Tales represalias podrían incluso favorecer a su víctima elegida, Estados Unidos… ♦

REFERENCIAS
(1) Con 889.000 millones de dólares en enero de 2010, China es el primer acreedor de la deuda federal de Estados Unidos. Le sigue Japón (765.000 millones de dólares).
(2) Martine Bulard, “El poder mundial se desplaza”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, noviembre de 2008.
(3) Conferencia de prensa al cierre de la sesión anual del Parlamento.
(4) ¡231 millones % en 2008!


Artículo publicado en la edición peruana de Le Monde Diplomatique:
http://www.eldiplo.com.pe/si-china-deja-de-comprar-deuda-estadounidense%E2%80%A6

NOTA: Sólo la primera foto es parte de  la publicación original, las otras 3 con sus respectivos comentarios son de responsabilidad del autor del blog.

martes, 13 de abril de 2010

CUMBRE "NUCLEAR"


Israel no asiste a la cumbre nuclear y se niega a revelar su arsenal atómico


IAR Noticias

En una actitud de desafío e impunidad, la primera potencia militar de Medio Oriente, se niega a asistir a la cumbre nuclear convocada por EEUU en Washington.

De esta manera, el Estado sionista elude revelar su poderoso arsenal nuclear no declarado ni sujeto a ningún control internacional.


El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, no asistirá a la cumbre de “seguridad nuclear” convocada para la próxima semana por presidente Barack Obama en Washington.

El estado judío elude el encuentro temiendo que los países musulmanes presionen para que revele y blanquee su arsenal nuclear nunca declarado ni suscripto en ningún régimen internacional de armas atómicas.


Netanyahu, que planea enviar al viceprimer ministro a la conferencia de 47 países, decidió cancelar su asistencia “después de darse cuenta de que algunos países incluidos Egipto y Turquía planean decir que Israel debe firmar el TNP”, dijo el viernes una fuente israelí cita por Reuters.

Al mantenerse fuera del Tratado de No Proliferación Nuclear de 1970, Israel evitó tener que comprometerse a no fabricar armas nucleares y a permitir que sus inspectores accedan a su reactor de Dimona, del cual se asume que ha producido el único arsenal atómico de la región.

La presencia de Netanyahu en la cumbre del 12 y el 13 de abril no hubiera tenido precedentes, ya que los jerarcas israelíes eludieron siempre este tipo de reuniones, para evitar revelar y poner en descubierto sus políticas nucleares secretas.

Egipto no hizo declaraciones sobre la ausencia de Netanyahu, pero Turquía, cuyo primer ministro, Tayip Erdogan, es un crítico activo del Estado judío, confirmó que exigiría que Israel revele su capacidad nuclear en Washington. nucleares de Israel en Washington.


“Turquía asegura que Israel debería quedar libre de armas nucleares como todos los países de la región, y este punto de vista será expresado en la cumbre”, dijo un portavoz del Ministerio de Exteriores turco.

El arsenal sionista


Actualmente hay ocho países que han detonado satisfactoriamente armas nucleares.

Cinco de ellos están considerados “estados nuclearmente armados”, un estatus reconocido internacionalmente otorgado por el Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT por Non-Proliferation Treaty, en inglés). En orden de adquisición de armas nucleares, éstos son: EEUU, la Federación Rusa (antigua URSS), el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, la República Francesa y la República Popular de China.
Desde que se firmó el tratado, otros tres países no firmantes del mismo han realizado pruebas nucleares: India, Pakistán y Corea del Norte.

Además, existen amplios informes oficiales de EEUU y Europa que confirman que Israel posee un arsenal de armas nucleares, nunca declarado ni desmentido por el propio Estado judío.

EEUU y la Unión Europea (con capacidad nuclear para destruir decenas de veces el planeta) continúan exigiendo a Irán que termine con su programa de desarrollo nuclear aduciendo el “peligro” que representa para sus vecinos y el resto del mundo, pero nada dicen del “peligro” que representan las armas nucleares de Israel, principal potencia imperialista del Medio Oriente.

Los secretos nucleares del Estado israelí están muy bien guardados por su complejo militar industrial que juega un papel clave en la mentalidad y en los planes expansivos del Imperio sionista en la región, sobre todo en el territorio usurpado a los palestinos.

La impunidad del ejército de Israel está apuntalada por centenares de ojivas nucleares apuntando día y noche al corazón de sus enemigos estratégicos, no solamente en Medio Oriente sino en el resto del planeta, señalan expertos árabes.

El 12 de septiembre de 2003, la AIEA exigió que Irán pruebe antes del 31 de octubre que no tenía ningún programa secreto de armas nucleares.


Según los 15 estados árabes, Israel también tendría que haber sido mencionado y se le tendría que haber exigido que firme el TNP. Aunque Israel es miembro de la AIEA, nunca firmó el TNP, siendo uno de los pocos países del mundo que no lo hizo.

“¿Por qué tenemos que dar un ejemplo, usar a Irán como un ejemplo, cuando tenemos del otro lado tantos países que tienen programas nucleares y de hecho algunos tienen armas de destrucción masiva?”, señaló el presidente de Libia.

Aunque Israel jamás reconoció que posee armas nucleares, no son pocos los expertos y las organizaciones internacionales que sitúan al Estado judío en la lista de las potencias nucleares más importantes del mundo.


La mayoría de los especialistas (incluidos los de la CIA y el M-16 británico) coinciden en señalar que su arsenal nuclear es el programa de armas de destrucción masiva más secreto del mundo.

A diferencia de Irán y Corea del Norte, cuyos programas nucleares han salido recientemente a la luz, Israel jamás firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear, creado para evitar la diseminación de este tipo de armamento a nivel mundial.

Por este motivo el Estado de Israel no ha recibido inspecciones ni amenazas de sanciones por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), dependiente de la Organización de las Naciones Unidas.

Las armas secretas

La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) señaló en un informe elaborado en 1968 que Israel se encontraba produciendo armas nucleares.
En un informe elaborado en noviembre de 1976 la CIA afirmaba que el desarrollo del arsenal nuclear de Israel fue preparado para su posible uso al comienzo de la guerra de 1973.

El entonces ministro de Defensa, Moshe Dayan, fue citado en el documento avalando y justificando la opción nuclear de Israel: “Israel no tiene elección, con nuestros recursos humanos no podemos físicamente seguir adquiriendo ni más tanques ni más aviones”.

Desde 1967 hasta los años ochenta Israel ha podido contar con la ayuda de Sudáfrica del apartheid para el suministro de cerca de 550 toneladas de uranio para la instalación de Dimona.

En septiembre de 1979 los dos países han realizado una prueba conjunta de armas nucleares en el océano Indico. Un artículo aparecido en el Ha’aretz el 20 de abril de 1997 señalaba que al principio de los años ochenta Israel habría ayudado al gobierno de Sudáfrica a desarrollar armas nucleares.

Constand Viljoen, ex jefe del Estado Mayor del ejército sudafricano, le dijo por entonces a Ha’aretz:”Quisimos adquirir conocimientos sobre lo nuclear de quien pudiéramos, también de Israel.”

EEUU, su principal fuente de ayuda militar, fue informado oportunamente del programa nuclear de Israel. Según Sir Timothy Garden, docente de la Universidad de Indiana, en 1954 Israel firmó un acuerdo de cooperación nuclear con Estados Unidos. En 1958 aviones espía de Estados Unidos fotografiaron el complejo de Dimona.

Según las revelaciones de Mordechai Vanunu, en 1986 Israel ya poseía 200 armas nucleares.
La actual estrategia de Kadafi y del resto de los países árabes y musulmanes busca presionar a Washington para que lo obligue a cumplir con las mismas reglas que les exige a otras naciones del Medio Oriente como Irak, Irán y Siria.

El jefe del OIEA, el egipcio Mohamed El Baradei, exhortó en varias oportunidades a Israel a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear y a declarar sus armas nucleares para contribuir a la pacificación de la región.

Los árabes y los países incursos en el “eje del mal” quieren reabrir las discusiones sobre el “poder terrorista” del arsenal israelí que permanece oculto y protegido por Estados Unidos.

El “espía nuclear”

Un ex empleado de la planta nuclear, Mordechai Vanunu, brindó detalles y fotografías del reactor nuclear de Dimona a un periódico británico en los años 80.

La información brindada por el empleado llevó a varios expertos a calcular que Israel tenía al menos unas 100 ojivas nucleares, y posiblemente hasta más de 2000.

Vanunu fue sacado de Londres por los oficios de una agente de inteligencia israelí que lo condujo a Roma, donde fue secuestrado por el Mossad, la policía secreta israelí, y llevado a Israel.

Acusado y condenado por traición, Vanunu, secuestrado por el Mossad (servicio secreto israelí) fue conducido a algún lugar secreto de Israel donde permaneció confinado hasta abril del año 2004.

Vanunu fue condenado en 1986 a puerta cerrada bajo el cargo de traición por haber transmitido informaciones sobre la central nuclear de Dimona (sur de Israel) que fueron publicadas por el dominical británico The Sunday Times.

Las revelaciones de Vanunu fueron publicadas hace 20 años por el periodista británico, Peter Hounam, quien en mayo del 2004 fue secuestrado y luego liberado en Jerusalén por agentes del Mossad (servicio secreto israelí), cuando iba hacia Tel Aviv a encontrarse con el ex espía para editar un segundo libro.

A su salida de la cárcel, en abril de 2004, le impusieron restricciones severas y tenía prohibido verse con extranjeros sin previa autorización y hablar de su trabajo en la central.


Tomado de :
http://www.librered.net/wordpress/?p=18192



Mapa extraído de la edición de Le Monde Diplomatique del año 2007, y que muestra en su verdadera dimensión el poderío bélico nuclear de las potencias imperialistas en el mundo, principalmente de Estados Unidos, el principal responsable del chantaje nuclear y la principal fuente de la fabricación de guerras. Nótese bien la condición de Israel, también como potencia nuclear, por supuesto bajo el ala del mismo Estados Unidos. ¿Alguien puede seguir creyendo que la "inseguridad mundial" es responsabilidad de Irán?