Parte del reconocimiento de la necesidad objetiva que se da en la naturaleza y en el desarrollo social. Las personas son capaces de llegar a conocer esta necesidad objetiva. Mientras desconocen las leyes de la naturaleza, son esclavos de ésta. Una vez que llegan a conocer estas leyes (necesidad) y las utilizan para sus fines, los seres humanos se convierten en señores de la naturaleza.
4. V IOLENCIA
La burguesía y su complemento ideológico –la pequeña burguesía- tienen terror, espanto, pánico, etc., frente a la violencia de las masas explotadas, pero hacen oídos sordos frente a la violencia institucionalizada: explotación miseria, hambre, mortalidad infantil, desocupación, prostitución, mendicidad, etc.
Y el caso del aristócrata premiado de Popper no constituye la excepción sino por el contrario confirma la regla, al expresar que “esta profecía de una revolución posiblemente violenta lo que constituye, a mi juicio, desde el punto de vista de la política práctica, el elemento más perjudicial del marxismo” (Ibid., p.329). Sólo que el agrega que la violencia se justifica frente a una tiranía. Pero le preguntamos a Popper si en los 185 países del globo terráqueo son todas dictaduras –o dictablandas- de la burguesía. Ese es el fondo y el trasfondo del asunto.
Pero Popper se apresta a formular sus reglas para una auténtica y legítima democracia, que tiene como basamento las elecciones generales (regla 1). Y como su función –la del austriaco- es la de defender la sociedad abierta, la democracia –léase capitalismo- aparece el policía (regla 4). “En una democracia, la plena protección de las minorías no puede extenderse a aquellos que violan la ley, y especialmente, a aquellos que incitan a otros a derribar violentamente al régimen democrático” (Ibid., p.338).
Sería interesante indagar en sus intimidades biográficas cuál es su opinión de la intervención norteamericana en Corea, en el Sudeste asiático, en el Golfo Pérsico, en Panamá, en Granada, en Somalia, en Haití, etc. En la medida de que Popper reconoce que: “Actualmente he superado esa depresión sombría, en gran parte gracias a una visita efectuada a los Estados Unidos por lo cual me felicito ahora” (Ibid., p.12).
Pero el ilustrísimo filósofo de la ciencia es honesto consigo mismo y con sus agradecidos premiadores en que tiene “el mismo derecho que cualquier otro creado a contribuir al mejoramiento de los asuntos humanos y, especialmente al control de la delincuencia internacional”.
Además de su función policial, complementa las funciones del Estado, en su rol apologético de la religión. “Y si bien pienso, como la mayoría de los humanistas, que el cristianismo puede contribuir considerablemente a establecer la hermandad de los hombres al predicar la paternidad de Dios, también creo que quienes socavan la fe del hombre en la razón no pueden contribuir, por cierto, a este fin” (Ibid., p.421).
Estas son las palabras de un corresponsal de Einstein, que abismo sin fondo entre un Popper y un Bertrand Russell o un Jean Paul Sastre. El filósofo de la ciencia austriaco asume las funciones policiales y mitológicas. Los otros, Russell y Sastre son filósofos, y además humanistas, no policiales (Popper K. R., Conjeturas y Refutaciones, p.18. Utopía y Violencia, pp.425-435).
5. T EORÍA CONSPIRATIVA E INGENIERÍA SOCIAL GRADUAL
Popper en su aparente inocencia “acepta” la lucha de clases. Esta se refleja en: huelgas, paros, marchas, movilizaciones; pero el aristócrata olvida que la lucha de clases no sólo es social, política, economía, sino también es ideológica y cultural.
La burguesía en el poder, al controlar el aparato estatal y los medios de comunicación –todo el aparato ideológico, cultural- con el fervoroso servicio de las “profesiones ideológicas”, impone su ideología en sus diversas variantes en todos los campos espirituales.
Frente a esta realidad aparece el filósofo de la ciencia y decreta que la lucha de clases en el frente ideológico es la “teoría conspirativa de la sociedad”, la cual según el austriaco “Sostiene ésta que los fenómenos sociales se explican cuando se descubre a los hombres o entidades colectivas que se hallan interesadas en el acaecimiento de dichos fenómenos… y que han trabajado y conspirado para producirlos…
“Esta concepción de los objetivos de las ciencias sociales proviene, por supuesto, de la teoría equivocada de que todo lo que ocurre en la sociedad –especialmente los sucesos que, como la guerra, la desocupación, la pobreza, la escasez, etc…- es resultado directo del designio de algunos individuos y grupos poderosos…
“Así, los dioses han sido abandonados, pero su lugar paso a ser ocupado por hombres o grupos poderosos –siniestros grupos opresores cuya perversidad es responsable de todos los males que sufrimos- tales como los sabios ancianos de Sion, los monopolistas, los capitalistas o los imperialistas” (Ibid., p.280).
Esta tesis es la apología más honesta, sincera y maligna para exculpar a la burguesía. La clase explotadora no es responsable de nada ¿Quienes son los responsables de las dos guerras mundiales, de las guerras de agresión en Corea, Viet Nam, de la represión en Asia, África, América Latina, etc.? Nadie, todo debe ser producto de la casualidad, de los designios de la providencia, de la locura de “algunos” o probablemente sus verdaderas causas son de origen extragaláctico.
Por algo es que han premiado al profesor austriaco.
Frente a la apologética de la inocencia de la burguesía, Popper esgrime su “ingeniería social gradual”.
Así como el imperio del Destino Manifiesto creó para preservar sus intereses geopolíticos globales y los intereses de los monopolios imperialistas, especialidades “académicas”, “científicas”, “tecnológicas”, v.gr. antropología cultural, relaciones públicas, relaciones industriales, relaciones humanas, trabajo social, etc.; en ese contexto de instrumentalizar la manipulación ideológica de las masas enajenadas y alienadas, el pensador austriaco nos vende una nueva mercancía ideológica: “la ingeniería social gradual”.
Esta nueva arma contra la subversión, el terrorismo internacional y el marxismo revolucionario, consiste en “los principios de la reconstrucción social democrática… mediante la crítica de aquellos sistemas filosóficas sociales que son responsables del difundido prejuicio contra las posibilidades de una reforma democrática” (Ibid., p.15).
En síntesis, la lucha abierta por una sociedad democrática es contra el marxismo.
Popper es tan mordaz, tan irónico con Marx y el historicismo; y ahora resulta que él ya no sólo es el profeta dilecto de Jehová sino que es el mismo demiurgo, es Dios haciendo y rehaciendo la historia exactamente de la misma manera que es capaz de modificar la faz de la tierra” (Ibid., pp.36,37).
La exposición de motivos es un poco extensa pero va en la misma dirección.
La ingeniería social hace todo y resuelve todo.
Si Marx fue según Popper un falso profeta, el austriaco en verdad es el verdadero no sólo profeta sino Jehová redivivo.
Estas aserciones ya no constituyen filosofía de la ciencia sino ciencia ficción pura y no contaminada. La arrogancia nunca engendró tanto desorden mental adrede. (Ibid., pp.37,38,158).
6. H ISTORICISMO E HISTORIA
Popper elabora una interpretación muy personal del historicismo, describiéndolo en sus propios términos como “la creencia de que toda actitud verdaderamente científica o filosófica, como así también toda comprensión más profunda de la vida social en general, debe basarse en la contemplación e interpretación de la historia humana. En tanto que el hombre corriente acepta sin consideraciones ulteriores su modo de vida y la importancia de sus experiencias personales y pequeñas luchas cotidianas, se suele decir que el investigador o filósofo social debe examinar las cosas desde un plano más elevado…la doctrina historicista central, afirma que la historia está regida por leyes históricas o evolutivas específicas cuyo descubrimiento podría permitirnos profetizar el destino del hombre” (Ibid., p.23).
El debate en torno a si la historia es una ciencia, si esta disciplina tiene leyes, la función de la causalidad, del progreso, etc., forma parte de la epistemología de la historia, o, de la tradicionalmente filosofía de la historia.
El marxismo acepta que la concepción materialista de la historia –el materialismo histórico- es una ciencia y que tiene leyes, v.gr. la lucha de clases; los procesos históricos sólo tienen sentido a partir de la explicación de causas y efectos –consecuencias-, existe el progreso en un desarrollo contradictorio, debe emitirse juicios éticos y la reconstrucción de los “registros históricos” debe presentar una forma estética.
Este debate está a la orden del día hasta al interior del propio marxismo, v.gr. modos de producción.
Pero consideramos que donde Popper –preñado de contradicciones en toda su producción bibliográfica- bate el récord mundial, puesto que con sus juicios desaparece su sociedad abierta, es en su exégesis de la historia. Sus palabras de por sí autoliquidan –es su suicidio intelectual- toda su larguísima, tortuosa y enrevesada exposición, cuando nos ilumina proféticamente:
“La historia de la humanidad no existe; sólo existe un número indefinido de historias de toda suerte de aspectos de la vida humana. Y uno de ellos es la historia del poder político, la cual ha sido elevada a categoría de historia universal. Pero esto es, creo, una ofensa contra cualquier concepción decente del género humano y equivale casi a tratar la historia del peculado, del robo o del envenenamiento, como la historia de la humanidad. En efecto, la historia del poder político no es sino la historia de la delincuencia internacional y del asesinato en masa… Esta historia se enseña en las escuelas y se exalta a la categoría de héroes a algunos de los mayores criminales del género humano… Infinidad de historiadores escribieron sus tratados bajo la vigilancia de emperadores, generales y tiranos…” (Ibid., 431, 432).
Si la historia según el ilustrado Popper es la historia de la delincuencia internacional y del asesinato en masa (terminología reiterada tres veces), dónde queda la sociedad abierta, la democracia, la justicia, la igualdad, la humanidad, etc. Suponemos que esa tarea es feudo de la sociología interplanetaria e intergaláctica de la ingeniería social gradual.
7. E STADO Y DEMOCRACIA
El enmarañado torrente de tesis, antítesis y síntesis “creadoras” de Popper que se solaza en calificar –a través de Schopenhauer- a Hegel de payaso, de charlatán, etc. (Ibid., pp. 225, 226, 230, 245, 265, 266); le da pie para arremeter con parecido estilo contra el marxismo, afirmando genialmente de que: “Marx nunca captó la paradoja de la libertad y que tampoco comprendió la función que el poder estatal podía y debía cumplir, al servicio de la libertad y la humanidad.(Locuaz prueba además que Marx era, en última instancia individualista)” (Ibid.,p. 307).
Este genial descubrimiento se ve confirmado cuando comprueba que “los marxistas nunca comprendieron todo el significado de la democracia como único medio conocido para alcanzar este control” (Ibid., p. 310).
Luego prosigue en sus descubrimientos policiales: “La política… de los partidos marxistas se caracteriza por hacer desconfiar de la democracia a los trabajadores” (Ibid., p. 338).
Popper en su simulada ingenuidad e inocencia olvida que el Estado no es sino la maquinaria o el aparato burocrático militar al servicio de la clase dominante, explotadora, depredadora, parasitaria; y de que la democracia no es sino la dictadura de la burguesía que aparentemente –mediante las elecciones- otorga el derecho a las masas a elegir a sus “representantes” en el Poder Ejecutivo y Legislativo. Pero sólo que cuando los marxistas reformistas –revisionistas- no revolucionarios, electoreros “ganan” sus espacios “democráticos”, v.gr. Chile con Allende, Uruguay con el general Liber Seregny, Bolivia con el general J. J. Torres, Indonesia con el PKI, Nicaragua con Sandino, Guatemala con J. J. Arévalo y J. Arbenz, etc., el Imperio del tío Sam –tan querido por Popper- les propina un golpe de estado e inicia dictaduras fascistas –dictaduras brutales, terroristas del capital financiero-, con miles de muertos (en América Latina: 30 mil en Argentina, 3 mil en Chile) o más de medio millón de muertos en Indonesia por obra y gracia de los agentes de la CIA : Suharto y Nasution.
Estos procesos de la historia constituirían sólo ejemplos de la teoría conspirativa (Popper K. R., Conjeturas y Refutaciones, p. 409) y sólo son parte de la sociedad abierta, caracterizada tan bien por Popper como: historia de la delincuencia internacional y del asesinato en masa.
Pero hay una inquietud popperiana que refleja su categoría “moral”, cuando inquiere: “Supongamos que pudiéramos preguntarle… al propio Marx… por que consideraría repugnante e inadmisible, por ejemplo, aceptar dinero de la burguesía para acallar sus actividades revolucionarias” (La sociedad abierta…, p. 373). La respuesta es propiedad privada e intransferible del “fabricado” aristócrata por la corona inglesa por su defensa de la sociedad abierta y por su trabajo inmoral e individualista al servicio de la burguesía imperialista: de mistificar a Marx.
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